Presentación
El acoso escolar es un fenómeno social complejo y paradójico, basado en el esquema de dominio-sumisión tan imperante en sociedades heteropatriarcales y en el código de silencio que se establece en torno a la propia dinámica de acoso. En él intervienen multitud de factores sicosociales de diversa índole y concurren elementos de funcionamiento interno que hacen dificultosa su detección. Causante de un gran dolor y sufrimiento, este fenómeno cuenta con una enorme potencialidad para destruir el bienestar emocional del alumnado, llegando a poner en riesgo el proceso de aprendizaje y de enseñanza.
Por tanto, urge y apremia tomar cartas en el asunto y promover medidas para la prevención del acoso escolar. Pero, para ello, necesitaremos continuar dando pasos en el ámbito de la provención. En definitiva, se trata de formar, dotar, proveer y enriquecer a todas las personas que intervienen en el sistema de educación con la adecuada visión, competencia, habilidad y herramientas, para poder plantar cara ante los eventuales casos de acoso que amenacen la convivencia del centro.
En este sentido, corresponderá al conjunto de la comunidad educativa, donde cada persona actuará desde su ámbito y en el ejercicio del compromiso continuo de responsabilidad compartida, estar preparado para que desde una posición firme ante el bullying, nuestros centros educativos puedan ser entornos libres de acoso.
Dentro de la comunidad educativa, hay un colectivo en particular que resulta decisivo para hacer frente al acoso: el alumnado. Conclusiones de varios estudios realizados en este sentido destacan el papel determinante de los y las testigos en el desarrollo de una intervención eficaz y definitiva.
En muchas ocasiones, el acoso escolar persiste debido a que las conductas agresivas obtienen rédito social entre iguales. Ante esta situación, los y las testigos son parte del problema; sin embargo, también pueden ser clave en su solución. Para ello, resulta imprescindible que las dinámicas de acoso no solo no obtengan rédito social, sino que generen rechazo y que resulten inadmisibles. Para alcanzar este objetivo, resulta necesario incidir en el alumnado espectador.